El silfo es un espíritu elemental del aire. Y es como se le conoce comúnmente al macho del hada.
Están hechos de aire. Piensan y flotan. Son sutiles y evasivos. No reaccionan a los sentimientos, tampoco sienten. No se les puede alabar, alimentar o entusiasmar. Son seres exclusivamente del viento, del pensamiento y el vuelo. No es posible hacer que un silfo se preocupe por algo, pues la preocupación es una emoción.
Esta criatura habita en cuevas de bosques muy encerrados ya que la luz del sol le hace daño.
Se cree que los silfos son las criaturas más sabias de la Tierra ya que su memoria comprende antes de la creación del mundo. También que son espíritus elementales, se les atribuye el aire, como a los gnomos la tierra, a las ondinas el agua, y a las salamandras el fuego. A pesar de ser calificados de espíritus, los espíritus elementales carecen de espíritu, por lo que no evolucionan; son la naturaleza misma.
Se dice tras vivir 10.000 milenios cambian su color de cabellos a blanco pues la sabiduría de las Eras consume el color del pelo negro de la juventud.
Pueden viajar a grandes velocidades sin problema, aunque tras yacer con un humano, su poder de volar desaparece y se convierten en humanos. A diferencia de los elfos no poseen lengua hablada ni escrita sino el poder del pensamiento.
Los silfos son indiferentes a los elfos como los elfos lo son a los hombres, al considerar aburridas y sin importancia las teorías élficas sobre el apego a lo inmutable. Los silfos, en cambio, consideran al progreso como algo a lo debe permitirsele proseguir su camino.
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